jueves, septiembre 15, 2011

Opinio Juris


La indiferencia no baja el riesgo

Por
Rafael Rincón P.[1]

“Hay que acabar con los lloriqueos inconcluyentes de los eternos inocentes”
Antonio Gramsci[2]

La campaña Ni un muerto más busca quebrar la indiferencia como respuesta social a la violencia. Ni un muerto más, ni un desaparecido más, ni un desplazado más, ni un falso positivo más, ni una tortura más es un clamor para despertar del letargo en el que todo nos da lo mismo.

La campaña Ni un muerto más es una invitación a salir del siglo XX. Colombia debe dejar atrás la indiferencia como respuesta a la violencia. Debemos decir con el tango Cambalache que No… “es lo mismo el que labora noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley”[3].

En España se han levantado los indignados contra el consumo impulsivo, en Colombia hay que reaccionar contra la indiferencia, contra ese “estado de ánimo en el que no se siente inclinación ni repugnancia hacia una persona, objeto o negocio determinado; no hay ni preferencia, ni elección”[4].

La indiferencia es una manera equivocada de reducir el riesgo[5]. La indiferencia se construye como una forma de alejarnos de la violencia, de mitigar la amenaza. Quien se acerca al desplazado, al amenazado, a la víctima cree que corre el riesgo de calentarse. En una sociedad de indiferentes el llamado a la solidaridad es una imprudencia.

Vivimos en ciudades pobladas por personas en situación de indiferencia, de victimas y de victimarios.


La indiferencia es el distanciamiento de la política, es la negación del otro y es la homogeneización total, todo da igual. Aristóteles definía al ser humano como un animal político y, por lo tanto, concebía la indiferencia como contraria a la naturaleza humana; es, también, tomar distancia del otro en nombre de la del miedo, de la prudencia y hasta de los buenos modales, es estar lejos  de lo más público que es la vida; y la indiferencia es, finalmente, el reduccionismo máximo y la entrega a un fatalismo, todo es igual y si fue así es porque así iba a ser.

Se vive con una indiferencia propia de la opulencia, se ignora la inequidad, la fragmentación de la sociedad, se conquistan premios por mentir, edificamos una sociedad verosímil, lejos de lo real.

La campaña Ni un muerto más convoca a cumplir el deber de humanizarse, a ejercer la política como el cuidado de lo público, de lo que es de todos, a reconocerse en el otro y a dejarse asombrar por la diferencia.


Medellín, 14 de septiembre de 2011


[1] Abogado, Vocero de la Mesa de DD. HH. del Valle de Aburrá.
[2] La indiferencia. Antonio Gramsci. 1917.
[3] Cambalache. Enrique Santos Discépolo. 1935.
[4] DRAE
[5] Contra la indiferencia. Josep Ramoneda. 2011.

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