lunes, junio 11, 2007

Opinio Juris

El derecho a ser peatón

Por
Fabio Arévalo Rosero

Todas las personas, sin excepción, demandan espacio para desplazarse, pararse, sentarse o correr en áreas comunes. Caminar es un placer, una necesidad, un derecho en todo lugar público para niños y adultos, hombres y mujeres, ricos o pobres, discapacitados y mujeres en embarazo. Cada persona que comparte un lugar con otras requiere de las condiciones de libertad para ir a pie con seguridad, dignidad y sin obstrucciones físicas o abstractas.
La ciudad, el campo, las poblaciones pequeñas y grandes son para andarlas y, por supuesto, para muchas cosas más. Pero esencialmente para eso, porque lo más natural es caminar. Las demás acciones, que sin duda tienen más complejidad que lo natural, exigen recursos costosos, lo cual aparentemente le dan mayor prestigio a quien los posee.
Pero el camino a la escuela, a la universidad, al parque, la tienda, la iglesia, el trabajo y a donde vaya alguna persona acompañada o con su pensamiento nada más, es frecuentemente inseguro, incómodo y humanamente denigrante. Muchos casos eliminan las condiciones de suficiencia, proporción, continuidad y seguridad para el tránsito de personas a pie. Ceden el área y la funcionalidad de preferencia al vehículo motorizado y otros usos.
El diseño y evolución de las ciudades en los últimos 100 años no se hizo a escala humana, muy a pesar de grandes urbanistas como Jan Ghel y de otros líderes visionarios, que entienden muy bien el concepto legítimo de ciudad. La ausencia de la consideración seria, real, suficiente del peatón se nota. Sin la oportunidad del disfrute del acto de caminar y de cubrir sus necesidades de andar a pie, e incluso en bicicleta de manera digna y segura.
No se incluyeron de manera satisfactoria aspectos relativos al peatón y el diseño urbano a escala humana. Aunque muchos planificadores buscan hacerlo desde la más profunda ortodoxia, la sociedad civil exige una revolución moderna con la toma y recuperación del espacio público para la gente. Son las jornadas de resistencia civil pacífica como los "critical mass", que han ayudado en la transformación de los asentamientos urbanos. Qué gran diferencia entre el ser y el parecer. No cabe duda, muchas veces las apariencias engañan, ya que estos cambios exigen compromiso serio y sincero de acompañamiento a la gente.
Andar a pie en el espacio público es común a cada persona libre; caminar en la calle, la plaza es inherente al ser humano. En nuestras ciudades se ha olvidado que cada ciudadano es un peatón, que hay más personas que carros, más viandantes que votantes, y carecemos de suficientes normas específicas que aborden de raíz la solución al problema del peatón. En nuestro medio, es mayor la tendencia a resolver los grandes problemas de pequeños grupos de ciudadanos, de minorías; tal vez es esta la causa, en cierta forma, de dichos grandes problemas, la desatención al ciudadano. Ha sido preferible para algunos políticos vivir en la nube del poder que cumplir su deber, servir a la gente.

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