domingo, mayo 18, 2008

Entrevista

“Aprovecho para decirle al Gobierno que se serene”

Por
Cecilia Orozco Tascón
Especial para El Espectador

Habla Ramón Ballesteros, abogado de Yidis Medina. Con sonrisa de quien cree tener la sartén por el mango, responde sin rodeos sobre la bomba política que podría estallarle a la Casa de Nariño, de comprobarse judicialmente la compra del voto que definió la reelección presidencial inmediata.
¡De repartidora de tintos a protagonista del golpe de credibilidad que sufre el gobierno más popular de la época reciente del país! Si alguien propusiera esta historia para que le financiaran un libro de aventuras, pocos editores serios la aceptarían, porque el enunciado tiene pinta de novelón barato, sin asidero en la vida real. Pero, como suele suceder con frecuencia en Colombia, la ficción ha quedado pálida ante los hechos. Así ha vuelto a ocurrir con la madre soltera, la luchadora del centavo en su natal Barrancabermeja, la iniciada en las tareas de la política a punta de necesidades básicas sin resolver, y la del nombre imposible de olvidar: Yidis.Ni en sus peores pesadillas o en sus mejores sueños, esta ex congresista, con tan solo tres meses de ejercicio en 2004 (justo cuando se definía el trascendental proyecto que permitiría la reelección presidencial), se podía imaginar que de ella dependería que el gran jefe de la nación, Álvaro Uribe Vélez, pudiera continuar en la Presidencia durante otros cuatro años. Pero el destino se lo tenía cantado: ella llegó a reemplazar al representante “dueño” de la curul, Iván Díaz Mateus, en esos momentos preciosos. Después de la votación y de pasada la reforma, el titular volvió a su puesto, y Yidis regresó, ya convertida en personaje, a su ciudad. Nadie se explica todavía por qué un dirigente del Partido Conservador, aliado del Gobierno y uribista furibundo, prefirió dejar su silla parlamentaria en manos de una primeriza. Y lo que es más curioso: menos se comprende por qué cuando Díaz se dio cuenta del lío que estaba armando Yidis, no retomó su lugar.Sin embargo, así fue. Ahora, y pese al desplazamiento informativo que ha provocado la Casa de Nariño con la masiva extradición de jefes paramilitares y con el reporte de Interpol sobre el vapuleado computador de Raúl Reyes, Yidis volverá a ser noticia. No tanto por lo que ha dicho —aunque rindió en las últimas horas nuevas declaraciones ante la Corte sobre su compañero de aventuras, Teodolindo Avendaño—, sino porque la Sala Penal de la Corte tendrá que darle alcance a las pruebas que entregó. Por eso no es extraño que en los próximos días, al igual que ocurrió con Teodolindo, la Corte o la Fiscalía ordenen abrirles investigación formal a altísimos funcionarios.El abogado de Yidis, Ramón Ballesteros, se refiere a lo sucedido en esa votación dramática y se explaya en detalle sobre puntos verdaderamente escandalosos, como el que sería un procedimiento generalizado de firmas y pagarés para la compraventa de puestos públicos, que le enseñaron a su clienta para que no se dejara “conejiar”. Ballesteros aparece con frecuencia en los medios, pero esta es la primera vez que habla con tantos pelos y señales de la que, de comprobarse por la justicia, sería la forma más vulgar de haber logrado un triunfo electoral de semejantes proporciones.Cecilia Orozco.- En sus primeras declaraciones ante la justicia hace cuatro años, Yidis mintió. ¿Por qué debemos creer que ahora sí dice la verdad?Ramón Ballesteros.- Porque lo que ella afirma ahora está fundamentado en una relación de hechos que concuerdan históricamente y porque ha aportado buenos elementos probatorios. En sus primeras declaraciones en 2004, en cambio, Yidis fue cortejada por el Gobierno, tratada como la heroína que salvó el proyecto de la reelección, y asistida por unos abogados que, según datos que ella ha dado, la prepararon para que respondiera los interrogantes de la Procuraduría, la Corte y el Consejo de Estado.C.O.- ¿Usted podría asegurar que los abogados de Yidis en 2004 fueron puestos por personas cercanas al Gobierno?R.B.- Sí, si se tiene en cuenta que se los presentaron en una reunión en el hotel Dann de la calle 94, donde había una cumbre de uribistas por la reelección que presidía Héctor Echeverri Correa, hermano de Fabio Echeverri. C.O.- En las declaraciones que le dio al periodista Daniel Coronell, Yidis dice que no le han cumplido. Ahora sabemos que sí le cumplieron. ¿Por qué se disgustó entonces con el Gobierno? R.B.- El escenario es muy sencillo: le prometieron a cambio de su voto varias prebendas. Le cumplieron unas; le tomaron del pelo con otras y luego le quitaron lo que le habían dado.C.O.- En concreto, ¿qué cargos y prebendas le dieron?R.B.- En Barrancabermeja, una notaría, la Red de Solidaridad y la dirección de la principal clínica pública; un cargo de alta responsabilidad en Etesa de Santander; además, le “atendían” cosas que ella solicitaba.C.O.- ¿Qué le quitaron?R.B.- Todo lo que le acabo de mencionar, salvo la notaría.C.O.-¿Por qué sucedió eso? ¿Hubo algún problema?R.B.- Yidis aún no lo entiende, pero el disgusto posterior de ella no era tanto porque le hubieran quitado los cargos, sino por el maltrato de unos funcionarios de la Casa de Nariño, empezando por el secretario general.C.O.- ¿En qué consistía el supuesto maltrato?R.B.- En que la despreciaron y les fastidiaba su presencia. Sintió que Bernardo Moreno la corría. Entonces, cuando le dieron ese tratamiento en la Casa de Nariño, se ofendió.C.O.- ¿Por qué hay pagarés con los funcionarios que eran nombrados?R.B.- Porque los documentos de compromiso con firmas, nombres y números de cédula que, como se sabe, ya tiene la Corte, se acompañaban con elementos económicos.C.O.- ¿Por qué a Yidis se le ocurrió hacer firmar pagarés, un documento tan comprometedor?R.B.- Porque ese fue el consejo que le dieron sus compañeros de Congreso y altos funcionarios del Ministerio del Interior. Esa es una costumbre vergonzosa.C.O.- ¿Entre quiénes, dónde y cuándo se ha vuelto “costumbre” hacerles firmar pagarés a los funcionarios?R.B.- Lo que ella ha explicado es que esa es una práctica corriente que se da entre políticos y funcionarios. Cuando se candidatiza a alguien y se logra su nombramiento, antes de la posesión hacen que el aspirante le entregue a quien le gestó el cargo una carta de renuncia sin fecha y un pagaré o una letra en blanco, por si acaso el que llegó a la administración se le voltea (al gestor) o no le trabaja políticamente. No creo que todos los parlamentarios hagan eso, pero que los hay, los hay. C.O.- ¿Quiénes, en el Congreso y en el Ministerio del Interior, le “enseñaron” la fórmula?R.B.- Pues los altos servidores públicos de la época.C.O.- ¿El ex viceministro Hernando Angarita fue uno de ellos?R.B.- Sí, claro. Yidis lo confirma.C.O.- ¿En qué caso concreto?R.B.- Por ejemplo, en el manejo de las notarías. Según ella, Angarita era muy astuto para esos asuntos y la instruyó. Yidis no tenía ni idea de eso cuando llegó al Congreso.C.O.- Pero ella no es una pera en dulce y en su contra se han dicho cosas terribles: que chantajea, amenazó, manda a secuestrar y que tiene relaciones con la guerrilla. De esas acusaciones, ¿cuáles puede usted rebatir?R.B.- Todas se han ido rebatiendo con la constatación de la realidad y hechos que se pueden comprobar históricamente.C.O.- Aparte de los documentos, ¿Yidis tiene testigos de que lo que dice es cierto?R.B.- Sí. Casi todos los que se beneficiaron de esas prebendas son testigos de excepción.C.O.- ¿Cuántos son? R.B.- Seis o siete.C.O.- ¿Los testigos son todos del grupo de Yidis?R.B.- No. Por ejemplo, tenemos el caso del senador Armando Benedetti, quien antes del cambio de voto de Yidis le entregó a ella en un fax la orden de contratar a Eduardo Esquivel para un cargo en una institución de la cartera de Protección Social.C.O.- La revista Cambio confirmó que Angarita grabó las conversaciones que él y Yidis tuvieron en tres reuniones. ¿Tiene temor de que esas grabaciones aparezcan?R.B.- Por supuesto que no, porque fue la misma Yidis la que denunció esas reuniones que se hicieron en el apartamento de Angarita, y a instancias de él, cuando ella anunció que iba a contar lo que realmente sucedió. Primero la llamó Bernardo Moreno. Él le pidió, frente a una de sus asesoras, que no publicara el libro que ella había anunciado y a cambio le ofreció otras prebendas, entre ellas un negocio que tiene que ver con contratos petroleros. Como ella no le creyó, telefoneó a Pretelt a Roma. Después se sorprendió con las llamadas de Angarita invitándola a su apartamento. Hubo tres reuniones: en la primera y en la tercera, Yidis estuvo sola con él. En la segunda, estuvo acompañada. Básicamente Angarita le dijo que había sido muy difícil lograr que Cambio Radical aprobara que él fuera la cuota de ese partido en la Superintendencia de Salud. Y que él, desde ahí, la podría ayudar con contratos y con burocracia, pero que tenía que suspender el libro y enviarle una carta a Daniel Coronell prohibiéndole la difusión del video y retractándose de su contenido.C.O.- La revista también dijo que Yidis intenta chantajear a Angarita, pero que, pese a ello, el Gobierno no está seguro de si le conviene la publicación de las grabaciones. ¿Qué opina de las dos afirmaciones?R.B.- La primera es sólo un cuento y, sobre las segunda, entiendo la terrible preocupación del Gobierno. En cuanto a las grabaciones de Angarita, recuerde que primero fueron un chisme, luego un rumor de círculos bien enterados y ahora resultaron ciertas. Ojalá que el contenido de esas grabaciones, que hoy de nuevo es un chisme convirtiéndose en rumor, no termine mañana siendo una verdad que incrimine al secretario general de la Casa de Nariño en gravísimos hechos de corrupción.C.O.- ¿Por qué lo dice? ¿Qué podrían contener esas grabaciones que incriminen a Moreno?R.B.- Eso lo pueden responder con más propiedad él y Angarita.C.O.- ¿Tiene que ver con los contratos petroleros que le habría ofrecido Moreno a Yidis?R.B.- Por supuesto. C.O.- ¿Qué le ofreció específicamente?R.B.- No me haga dañar el as bajo la manga que está guardando Angarita, que probablemente será el fundamento de su defensa.C.O.- Sobre ese punto, justamente se ha dicho que Angarita sintió que el Gobierno lo zafó y que cuando estaba listo para hablar, lo llamó de nuevo. ¿Usted ha constatado algo?R.B.- El ministro Palacios descalificó las opiniones de Angarita cuando aseguró que éste no era vocero del Gobierno y que ahora era un particular. Yo me imagino que Angarita debió sentirse muy preocupado. Después empezó el runrún de las grabaciones y se dijo que había intentado llevárselas al Gobierno para que las escucharan. Según lo que publica Cambio, el Gobierno no sólo lo recibió, sino que las escuchó. Eso me podría significar que hubo reconciliación con Angarita, pero que soltaron a otro.C.O.- ¿A quién?R.B.- Esa respuesta debería darla el grupo de crisis del Gobierno.C.O.- ¿Un grupo de crisis creado para este tema?R.B.- Claro. Uno se entera de que se reúnen para analizar el problema con un buen equipo jurídico y estratégico y que se inventan fórmulas para tratar de salir de la crisis. Sé que se imaginan muchos móviles por la actuación de Yidis. A mí me han dicho que piensan que hay un complot, que hay una organización internacional que nos está pagando dos millones de dólares a Yidis y a mí. Aprovecho para decirle al Gobierno que se serene, que atienda los procesos que vendrán, y ya. Que dejen a un lado los cuentazos, como ese que echaron en la rueda de prensa convocada por el DAS, y ese otro de que Yidis era una secuestradora y que cinco días después los llevó a contradecirse, cuando afirmaron que ella era la secuestrada. ¿Al fin qué?C.O.- ¿Sabe usted si es verdad que el embajador Sabas Pretelt cuando vino quiso atender este tema y que por eso tuvo una reunión en Palacio?R.B.- Se dice que él tuvo una reunión al parecer muy dura con Bernardo Moreno. Pero sólo ellos dos podrán dar la versión exacta sobre eso.
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